Cruzar a nado el Canal de la Mancha y no morir en el intento
“La joven y el mar” (Disney+) cuenta la historia real de la estadounidense Trudy Ederle, que en 1926 se convirtió en la primera mujer en conseguirlo.
Hace poco se estrenó “Nyad”, que tenía una temática similar.
De movida, lo que le juega en contra a La joven y el mar es el recuerdo de otro estreno reciente, Nyad (Netflix), otra historia real de superación de una mujer nadadora. Trudy Ederle lo hizo antes que Diana Nyad, pero al streaming llegó después.
Diana Nyad (Annette Bening) tenía 60 años cuando, con la ayuda de su mejor amiga y entrenadora (Jodie Foster), hace un nuevo intento para lograr lo que nadie había logrado sin la ayuda de una jaula para tiburones: nadar 177 kilómetros desde Cuba hasta Florida. Trudy Ederle tenía 20 años cuando en 1925 se zambulló para cruzar el Canal de la Mancha y ser la primera mujer en lograrlo.
Bening y Foster fueron candidatas al Oscar este año, como actriz protagónica y de reparto. La londinense Daisy Ridley (Rey en la última trilogía de Star Wars) quizá no alcance una nominación al premio de la Academia de Hollywood, pero les pone el pecho a las adversidades dentro de su personaje.
En su travesía, Nyad tiene que enfrentarse a medusas, pero no como Trudy, que debe atravesar un banco de esos animales para llegar a su objetivo: la costa británica.
Trudy era la hija de un carnicero alemán. Vivía con su madre, también inmigrante, su hermana mayor y su hermano en Manhattan. Ubiquémonos en la época: hace un siglo las mujeres que practicaban natación debían hacerlo en una piscina distinta que las de los hombres. Tal vez no era habitual el término machismo, pero la discriminación o la desvalorización de las mujeres por considerarlas inferiores respecto de los hombres sí era moneda corriente.
Y ahí estaba Trudy, que de pequeña casi muere por complicaciones del sarampión. Todo arranca en 1914, cuando la madre de Trudy, Gertrud (Jeanette Hain), con un feminismo incipiente, decide que sus hijas deben aprender a nadar, después de la tragedia de un ferry: cientos de mujeres murieron porque no sabían nadar.
Y de ser el patito feo en la clase de natación, Trudy pasa a desarrollar una velocidad y una resistencia (a todo) que la empoderan, la transforman en una mujer feroz.
Cruzar el Canal de la Mancha es solo un desafío. Pero qué desafío: hay corrientes que desviaron a varios hombres que intentaron lo mismo, y algunos hasta fallecieron en el intento.
La película se desvía de los acontecimientos reales varias veces, presumiblemente para lograr un efecto dramático. Por ejemplo, se da a entender que la participación de Trudy en los Juegos Olímpicos de hace un siglo, también en París (donde el héroe estadounidense fue Johnny Weissmüller), fue decepcionante. Se menciona que obtuvo una medalla de bronce en natación, pero no se dice que en verdad ganó dos bronces individuales y el oro en el relevo 4 x 100 m.
Su primer intento en cruzar el Canal de la Mancha fue en 1925 y el segundo no ocurrió de un día para el otro, sino que fue casi exactamente un año después. Esto para los que después se quejan de que Disney cambia los relatos de sus clásicos animados como más le conviene.
El director noruego Joachim Rønning sabe lidiar con el agua: puede filmar desde Piratas del Caribe: la venganza de Salazar (2017) a Kon-Tiki, y pasar de Bandidas, con Salma Hayek y Penélope Cruz, a la última de Maléfica, con Angelina Jolie, y el año que viene estrenará Tron 3. Y es el director anotado para realizar una probable secuela de la saga de Piratas del Caribe, que está en etapa de desarrollo. O sea que sabe cómo imponerse en las escenas de tensión.
En el elenco descuellan el danés Kim Bodnia como el carnicero alemán (es Konstantin en la serie Killing Eve), la australiana Tilda Cobham-Hervey, como su hermana Meg (vista en Hotel Mumbai: El atentado) y Christopher Ecclestone, como el resentido entrenador que le imponen a Trudy (Tumba al ras de la tierra, Los otros, Exterminio).
Comentarios
Publicar un comentario