El plan para agrandar la Bombonera, en marcha

Es la prioridad de Ameal. Qué cambia y qué opinan los vecinos.

JUANO TESONE
Las voces del barrio. Los vecinos, reunidos por Clarín, contaron cuáles son sus pretensiones.
No es un eslogan grandilocuente. Se trata, ni más ni menos, de una sensación que tiene el valor agregado de la pasión. La Bombonera es el corazón del barrio. Entonces, cuando el hincha se jacta de que no tiembla, sino que late, no le está abriendo una puerta a la exageración. Por el contrario, manifiesta un sentimiento genuino producto de la vibración del aliento. Lo que representa el estadio para La Boca, entonces, es mucho más que esa mole de hormigón. Es parte de la identidad ribereña, como sus calles angostas o sus coloridas casas. Como Caminito o el Riachuelo. Por eso su remodelación demanda una revolución; también, una larga discusión que se retomará por estas horas, ya disuelta la Comisión Directiva de Daniel Angelici y con la asunción de Jorge Amor Ameal. Con 207 mil socios (87 mil activos), millones de hinchas a lo largo y a lo ancho del país y en todas partes del mundo, a Boca Juniors le quedó minúscula la cancha. Y si desde 1924, cuando dejó los terrenos de la Dársena Sud, tuvo distintas refacciones hasta 1996, cuando de la mano de Mauricio Macri se construyeron los palcos preferenciales, en 2020 habrá que hacer un esfuerzo económico. Fue una de las promesas de Ameal en plena campaña: agrandar el estadio y que el club vuelva a tener una intensa vida social.
Hay un proyecto que pica en punta. Se trata de La Bombonera 360 y es el que impulsó el mandamás electo. Carlos Navarro, flamante titular del Departamento de Obras, le dijo a Clarín que están trabajando en un Master Plan que no sólo incluye la ampliación del estadio; también, la realización de una cancha de hockey, dos piletas (una cubierta) y quinchos de primer nivel. Esta idea apunta a cerrar el anillo de la cancha, el "completamiento histórico", agregar 24 mil lugares y elevar la capacidad del estadio de 52 mil a 78 mil espectadores. Para lograr el objetivo, Boca tendrá que comprar las dos medias manzanas que están ubicadas frente al estadio, comprendidas por las calles Del Valle Iberlucea, Antonio Zolezzi, Aristóbulo del Valle y Brandsen. “Teníamos un plan de financiación, pero estamos trabajando en una oferta superadora. Hay voluntad política y una decisión tomada”, apunta Navarro. ¿Habrá capitales chinos, como aquellos que consiguió Juan Sebastián Verón para la construcción del estadio de Estudiantes? Con la preventa de palcos y plateas se dará un gran adelanto. El costo estimado rondaría los 75 millones de dólares.
“Tuvimos charlas con el Gobierno de la Ciudad, con urbanismo y cuando compremos las dos medias manzanas, la mitad será para espacio público. Los vecinos no quieren vivir frente al estadio”, apunta el hombre que está a cargo de las obras. Del Valle Iberlucea será una peatonal restringida y no se generarán problemas con la cesión del resto de las calles, según indica Navarro. Durante la semana, habrá un espacio de recreación, donde funcionará un paseo gastronómico y cultural y será un pulmón verde que el club devolverá como retribución. Los días de partido oficiará de acceso para mejorar la fluidez. ¿Cuál es el plazo para terminar el proyecto? Es aventurado poner una fecha, aunque Ameal espera terminar su mandato con la cancha renovada.
¿Y qué opinan los vecinos? Aquí existe un contrapunto. Aunque Navarro asegura que los propietarios están dispuestos a vender sus casas ante cualquier propuesta de obra, los frentistas prefieren el Proyecto Esloveno. Tomado como propio por José Beraldi durante la campaña, nació en la cabeza de Fabián Fiori, un empleado del club que acompañó al plantel cuando Carlos Bianchi era el DT. Así fue bautizado en tributo a Viktor Sülcic, el arquitecto que escapó del fascismo europeo en el comienzo del siglo XX, se recibió en Italia y fue responsable de obras como el Mercado del Abasto y la Bombonera, claro. Fiori habló con el nieto de Sülcic y se reunió con otro arquitecto esloveno, Tomás Camernik. Sumados al ingeniero Carlos Vallet le dieron forma a la idea de la ampliación del estadio que no sólo permitiría llevar la capacidad de 52 mil a 70 mil espectadores; además, le daría un polo turístico y comercial al barrio. Y a diferencia de la Bombonera 360, no necesitaría cerrar ninguna calle: Del Valle Iberlucea estaría abovedada, pero abierta para el tránsito. Con un antecedente que facilitaría el permiso: Arenales en el Alto Palermo Shopping.
“Es el único viable porque no tenés que cerrar ninguna calle. El proyecto 360 te obliga a comprar dos medias manzanas, son más de 140 escrituras y eso genera especulación. ¿Y el que tiene que vender las últimas cinco casas? ¿A qué precio las va a poner? Estamos en 2019, no se puede expropiar”, le dice Fiori a Clarín. Y sacude a los dirigentes que dejaron el club tras perder las elecciones: “Cuando se presentó el proyecto sufrí presiones internas en el club para que lo abandonara y que mintiera, que dijera que no era viable cuando es otra la realidad. Quisieron voltear el proyecto. Se encargaron de publicar y difamarnos diciendo que tenía errores de cálculos, que en el lado este había 7 mil, cuando lo ocupan 2.400 personas”.
La proyección apunta al primer anillo con la supresión del foso y la habilitación de una salida FIFA a la altura del círculo central. Y para ganar terreno, se mudarán los quinchos y la pileta a Casa Amarilla. Con la idea de Fiori, sólo habría que comprar los 19 lotes de los 48 frentistas que tienen sus propiedades sobre Del Valle Iberlucea entre Aristóbulo del Valle y Brandsen. De ese modo se ganaría una profundidad de 36 a 40 metros, el impacto ambiental sería menor y no habría inconveniente con el espacio aéreo. El costo de la mega obra oscila en los US$ 50 millones.
Este proyecto tiene el aval de los vecinos. Reunidos por Clarín, algunos de ellos contaron que están de acuerdo en vender sus propiedades para ayudar al club, pero están cansados del manoseo y la indefinición. “Desde el 96, cuando se levantaron los palcos, que venimos con esta historia. Querían hacer un estadio nuevo en Ezeiza, en Deportivo Español, en Agronomía, en la Costanera... Recién ahora creo que es posible esta reforma. Y hay un compromiso de todos para vender. Somos gente de palabra”, dice Rubén Lopresti, el referente de los 48 frentistas que vive enfrente de la Bombonera.
“Nunca estuve de acuerdo en hacer un estadio nuevo. Me pareció una falta de respeto cuando Angelici dijo que podía hacer una cancha de tenis o de básquet acá”, dice Mariano Volpini y señala con devoción el Alberto J. Armando. “Boca es el único club que tiene una historia ligada al barrio. Es muy especial, único. La Bombonera es el corazón del barrio. No nos podemos ir de acá”, agrega el vecino, socio y también integrante de la Asamblea de Representantes del club.
“Los tiempos cambiaron, Boca creció y la cancha necesita una ampliación para brindarle al socio más capacidad, también es importante para el barrio”, aporta Néstor Gandolfo, tercera generación de hinchas xeneizes. “El desarraigo es muy grande. Dejás algo que tiene detrás un sentimiento porque el club te lo está pidiendo. Yo no tengo problema, ¿pero a cambio de qué? Muchos socios no saben que los propietarios estamos a favor del ‘sí’. Pasan, te insultan, te gritan ‘vendé’ la casa'. Incluso, hasta el día de las elecciones no tenían conocimiento de que estábamos dispuestos a colaborar", dice Silvana Ciolfi, hincha de Independiente pero desde pequeña vive enfrente de la Bombonera.
La mayoría de los entrevistados quiere seguir viviendo en La Boca o, como lejos, en Barracas. El precio del metro cuadrado de uno (1.731 dólares valor promedio) y otro barrio (2.406) difiere.
¿Los vecinos pueden influir para que la Comisión Directiva cambie su punto de vista? “No es un capricho, queremos llevar el estadio a su máxima capacidad. ¿Por qué no lo vamos a hacer? Los vecinos van a vender igual. Estamos armando un equipo de trabajo para que la relación deje de ser fría. Boca les va a comprar las propiedades por encima del valor del mercado y ellos van a vivir mejor. La propuesta oficial, la Bombonera 360, es la única que contemplamos”, asegura Navarro. En cuanto a las casas usurpadas, hay una comunicación permanente con el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC). Un detalle importante: Boca no perderá la localía durante las reformas. Y para la reanudación de la Superliga, promete mejorar en la visibilidad en las plateas L, donde el vidrio refleja a los socios en los primeros 12 escalones, y en la tercera bandeja, habitualmente ocupada por los adherentes. Incluso, se está tramitando que Almirante Brown sea mano única hacia el Centro para evitar que la salida del estadio sea tan engorrosa. Los dirigentes quieren una Bombonera 360; el grupo de frentistas prefiere el Proyecto Esloveno. Más allá de la polémica, el plan está en marcha: que el corazón del barrio sea cada vez más grande. ■

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